Decir SÍ a Dios
¿QUÉ SIGNIFICA DECIR SÍ A DIOS?
¡Decir SÍ a Dios es la decisión más importante que tomarás en tu vida!

DECIR SÍ A DIOS ES LA DECISIÓN MÁS IMPORTANTE QUE TOMARÁS EN TU VIDA
¿Por qué? Porque Dios espera tu permiso para revelar su increíble plan para tu vida — un plan que incluye sanidad del dolor, libertad del pecado y la culpa, y la realidad de la vida eterna. En lugar de forzar su plan sobre nadie, Él espera con paciencia y amor a que digamos SÍ. Es realmente increíble: el creador del universo espera que tú y yo le digamos SÍ.
Algunas personas nunca le dicen SÍ a Dios. Viven toda su vida diciendo NO — rechazando el plan de Dios y eligiendo vivir según sus propias reglas y deseos. El problema es que, si vives por tus propias reglas, morirás por ellas también. La Palabra de Dios, la Biblia, es clara: todo plan fuera del suyo conduce a la muerte. Solo su plan conduce a la vida. La Biblia dice: “Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23).
¿Qué es el “pecado”? Todo pecado es simplemente decirle NO a Dios. El pecado dice: “Yo sé más que Dios. Viviré a mi manera y tomaré mis propias decisiones.” Pero no importa la razón, el resultado siempre es el mismo: muerte. Y la muerte no es solo lo que ocurre cuando dejas de respirar. En última instancia, la muerte es estar separado de Dios, ahora y por la eternidad.
Esa es la mala noticia, porque como la Biblia nos dice, todos hemos pecado. Romanos 3:23 dice: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” En resumen: cada ser humano ha sido separado de Dios a causa del pecado.
¡Pero aquí está la buena noticia! Nadie tiene que morir fuera del plan de vida de Dios. Cuando le dices SÍ, pasas de muerte a vida, de estar separado de Dios a estar tan profundamente conectado con Él que ahora eres parte de su familia.
Aquí está la promesa de Dios, hablada por Jesús: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16-17). Esa es realmente una buena noticia — ¡y está disponible para cualquiera que le diga SÍ al regalo de vida de Dios!
Decir SÍ a Dios significa:
- Crees que Él es real.
- Confías en que lo que Él dijo es verdad — su plan es el único camino para tener vida verdadera, tanto aquí en la tierra como para siempre.
- Eliges vivir tu vida continuando en decirle SÍ a Él.
ES ASÍ DE SIMPLE
Si has hecho estas cosas, entonces Dios ha escuchado tu SÍ, y su promesa y plan para ti han sido asegurados. Al seguir leyendo, descubrirás lo que la Biblia dice sobre esta increíble decisión que has tomado.
A QUIÉN LE DIJISTE SÍ?
Le dijiste SÍ al ÚNICO DIOS VERDADERO
Cuando le dijiste SÍ a Dios, no estabas teniendo una experiencia religiosa, estabas entrando en una relación con el único que puede salvarte. Existen otras religiones con otros dioses. Pero solo Jesús murió por ti, solo Jesús resucitó de entre los muertos, y solo Jesús tiene el poder de salvarte. ¡Ningún otro líder religioso puede hacer esas afirmaciones!
Jesús quiso asegurarse de que realmente entendiéramos que Él es el único Dios verdadero, no solo una “buena idea” o “un camino entre muchos” para llegar al cielo. Jesús dijo a sus seguidores: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí” (Juan 14:6).
Le dijiste SÍ al Dios que TE AMA
Algunas personas piensan que Dios es un juez cruel, esperando lanzar rayos cada vez que alguien comete un error. ¡Nada podría estar más lejos de la verdad! La realidad es que Dios está profundamente enamorado de cada persona en la tierra. La Biblia incluso llega a decir: “Dios es amor” (1 Juan 4:16).
El amor de Dios es tan grande que alcanza incluso a los peores de nosotros, aquellos que le han dicho NO un millón de veces o que incluso lo han odiado. Romanos 5:8 dice: “Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores”. Dios ama a los pecadores — eso significa que nos amaba incluso antes de que le dijéramos SÍ.
Porque Dios nos ama tan profundamente, nos ha dado el regalo más increíble: a su propio Hijo. 1 Juan 4:9-10 dice: “Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo para que tengamos vida eterna por medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.”
Le dijiste SÍ al Dios que hace PROMESAS
Él no solo es el único Dios verdadero que nos ama, sino que también es el Dios que hace promesas — la Biblia está llena de ellas. Lee estas promesas en voz alta y date cuenta de que son para todos (incluyéndote a ti) que le dicen SÍ a Dios.
- Dios promete Vida Eterna: “Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá’” (Juan 11:25-26a).
- Dios promete Libertad del Pecado: “Pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
- Jesús promete volver y llevarnos al cielo: “Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy” (Juan 14:3).
- Dios promete escucharnos cuando oramos: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Le dijiste SÍ al Dios que siempre es FIEL
Una de las cualidades más increíbles de Dios es su fidelidad total y completa. Él no solo hace promesas, ¡sino que las cumple! Hebreos 10:23 dice: “Mantengámonos firmes sin dudar en la esperanza que afirmamos, porque Dios es fiel a sus promesas.”
El tema de la fidelidad de Dios es tan importante porque, si Dios no fuera perfectamente fiel, sería una tontería confiar en Él. Pero como Él es fiel, podemos poner toda nuestra confianza en Él y en todo lo que dice. Escucha estas verdades tan importantes: “Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de opinión. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?” (Números 23:19).
No importa quién en tu vida te haya fallado o haya roto sus promesas contigo, Dios nunca lo hará. Él respalda su Palabra con su fidelidad eterna hacia ti. 1 Corintios 1:9 nos recuerda esta verdad: “Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”
A QUÉ LE DIJISTE SÍ?
Dijiste SÍ a la SALVACIÓN
Cuando decimos SÍ a Dios y a su plan, Él realmente nos salva. La Biblia es muy clara: antes de aceptar la oferta de salvación de Dios, estábamos espiritualmente muertos, destinados a una eternidad completamente separados de Él. Sin embargo, cuando le decimos SÍ, Él nos rescata (o “salva”) y nos mueve de la muerte espiritual a la vida en Él.
La Palabra de Dios nos dice: Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto, que a pesar de que estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos” (Efesios 2:1, 4-5a).
Y esta salvación no es algo que podamos ganar. Dios sabe que nunca podríamos ser lo suficientemente “buenos” ni “trabajar lo suficiente” para merecer su salvación, por eso nos la da gratuitamente cuando le decimos SÍ. Efesios 2:8-9 nos dice: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.”
Cuando somos salvados de la muerte, la Biblia llama a esto “nacer de nuevo”. Esta idea nos recuerda que, así como hubo un momento en el que naciste en este mundo, también debe haber un momento en el que le digas SÍ a Dios y recibas vida espiritual a través de Él.
Uno de los seguidores más cercanos de Jesús, Pedro, dijo esto sobre las personas que han dicho SÍ a la salvación de Dios: “Pues ustedes han nacido de nuevo, pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios” (1 Pedro 1:23).
Dijiste SÍ a la ESPERANZA
La falta de esperanza está por todas partes en nuestro mundo —y con razón. Sin Dios, este mundo (con todos sus problemas, dolor, preocupaciones y muerte) es todo lo que hay. Incluso si logras vivir una vida relativamente feliz y sin dolor, algún día terminará. ¿Dónde está la esperanza en eso? Solo cuando Dios entra en nuestras vidas podemos movernos verdaderamente de la desesperanza a la esperanza.
Tenemos esperanza por quién es Dios y por lo que nos ha prometido. Estas cosas permanecen constantes y verdaderas, aun en medio de los desafíos más difíciles. Escucha las palabras de Jeremías, un fiel siervo de Dios que atravesaba un tiempo de gran dolor: “Recordar mi sufrimiento y no tener hogar es tan amargo que no encuentro palabras. Siempre tengo presente este terrible tiempo mientras lamento por mi pérdida. No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡el fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana” (Lamentaciones 3:19-23).
Jeremías sabía que su fuente de esperanza no dependía de su dolorosa situación —su esperanza estaba en su Dios fiel y amoroso. No importa lo que estés enfrentando ahora, sin importar lo malo que sea, no tienes que quedar atrapado en la desesperanza. Cuando dijiste SÍ a Dios, entraste en una relación con Aquel que es más grande que tus problemas. ¡Con Dios, puedes salir adelante! Romanos 15:13 nos anima con esto: “Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo.”
Dijiste SÍ al PERDÓN
Sabes cómo murió Jesús? Fue tomado por personas llenas de odio y clavado en una cruz. Ese día, la perfecta sangre sin pecado de Dios fue derramada por ti y por mí. Jesús se sacrificó para que pudiéramos experimentar el perdón de nuestros pecados y tener una relación restaurada con Dios.
2 Corintios 5:21 lo explica así: “Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.”
Cuando Jesús murió en la cruz, fue el momento más decisivo en la historia. Toda la humanidad ahora tenía un camino para “estar bien con Dios.” Jesús ofreció su propia vida para pagar el precio del pecado del mundo, incluyendo el tuyo y el mío. ¿Por qué hizo esto? Para que pudiéramos experimentar el perdón de cada pecado. Cuando decimos SÍ a Dios, somos perdonados y ya no tenemos que cargar con la culpa y la vergüenza de todo lo que hemos hecho mal. No importa cuán mal hayamos sido, el perdón de Dios es total y completo.
Dios promete: “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana” (Isaías 1:18).
Dijiste SÍ a la LIBERTAD
Una de las peores cosas del pecado es que, sin Jesús, estamos atrapados en él. El pecado es una fuerza adictiva de la que no podemos liberarnos con nuestro propio poder. La Biblia nos dice que antes de decirle SÍ a Dios, el pecado era nuestro amo y nosotros éramos sus esclavos. Pero ahora que le hemos dicho SÍ a Dios, tenemos libertad del control del pecado —¡ya no tiene autoridad sobre nosotros!
Dios mismo pagó el precio para que pudiéramos ser liberados del poder del pecado: “Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados” (Efesios 1:7).
Esta libertad que ahora tenemos no significa que nunca volveremos a pecar —significa que no tenemos que pecar otra vez. Dios nos ha dado el poder de decir NO al pecado y tomar decisiones correctas en su lugar. Romanos 6:16 nos dice: “¿No se dan cuenta de que uno se convierte en esclavo de todo lo que decide obedecer? Uno puede ser esclavo del pecado, lo cual lleva a la muerte, o puede elegir obedecer a Dios, lo cual lleva a una vida recta.”
No importa cuán atrapado hayas estado por el pecado, Dios puede liberarte. Las drogas, la lujuria, el orgullo, el odio, los malos hábitos y las adicciones no tienen poder frente al increíble poder de nuestro Señor Jesucristo. Así como ya has elegido decirle SÍ a la salvación de Dios, ahora elige caminar en su poder y vivir libre de un estilo de vida de pecado.
CÓMO SIGUES DICIÉNDOLE SÍ A DIOS?
Una cosa es decirle SÍ a Dios y comenzar nuestra relación con Él, pero otra muy distinta es seguir diciéndole SÍ a Dios durante toda la vida. Aceptar su promesa de salvación es relativamente fácil —después de todo, Jesús hizo todo el trabajo difícil— lo único que tenemos que hacer es recibir y confiar en lo que Él ha prometido. Sin embargo, es más desafiante vivir de tal manera que nuestra relación con Dios continúe creciendo. ¡En realidad tenemos que esforzarnos en ello!
A continuación, encontrarás cinco puntos de acción para ayudarte a mantener el enfoque en crecer en tu relación con Jesús. Estas no son cosas que tienes que hacer para ser salvo. ¡Son cosas que puedes hacer porque ya has sido salvo!
Conéctate con una iglesia local
La Palabra de Dios nos dice: “Persigue la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón puro” (2 Timoteo 2:22b). Nada te ayudará más a seguir diciéndole SÍ a Jesús que involucrarte en relaciones auténticas con otros que han decidido seguir a Dios. La mejor manera de hacerlo es ser parte activa de una iglesia donde las personas aman a Jesús, estudian la Biblia y se unen para servir a los demás.
Bautízate en agua
If you have not yet been baptized = Si aún no te has bautizado en agua, da este paso pronto. El bautismo es tanto una declaración pública de que le has dicho SÍ a Dios, como un paso importante de obediencia mientras sigues viviendo tu vida diciéndole SÍ a Él. Hechos 2:38 dice: “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes…”
Descubre más sobre la importancia del bautismo en agua.
APRENDE MÁSMétete en la ORACIÓN
Orar es simplemente hablar y escuchar a Dios. Él nos ama y quiere crecer en relación con nosotros. En Filipenses 4:6 se nos enseña: “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.”
Métete en la PALABRA DE DIOS
La Biblia es verdaderamente asombrosa. Contiene todo lo que necesitamos para entender quién es Dios, cómo quiere que vivamos y cómo podemos tener una relación con Él a través de su Hijo, Jesús. 2 Timoteo 3:16-17 nos dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.”
Encuentra un gran recurso que te ayude a meterte en la Biblia
APRENDE MÁSApártate del PECADO
Cuando le dijiste SÍ a Dios, Él te perdonó y quitó completamente tu pecado y culpa. No necesitamos seguir arrepintiéndonos de pecados pasados —ya fueron borrados—. Pero parte de continuar diciéndole SÍ a Dios significa aprender a decirle NO al pecado. La Biblia nos enseña: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11-12). ¡Esta es una gran promesa! Aunque decir NO al pecado es un desafío para toda la vida, Dios nos da la ayuda que necesitamos para lograrlo en su fuerza.
CÓMO DECIR SÍ!
Si nunca le has dicho SÍ a Dios poniendo tu confianza plenamente en Jesús, puedes hacerlo ahora mismo. No hay mejor momento que este mismo instante. Para decirle SÍ, puedes hacer una oración sencilla como esta:
“Jesús, creo que eres quien dices ser en la Biblia: que eres el Hijo de Dios que me ama, murió por mí y resucitó con poder. Gracias por perdonarme de todo mi pecado para que yo pueda vivir en ti para siempre. Jesús, ahora eres el Señor de mi vida. Desde hoy en adelante, con tu ayuda, te seguiré.”
La Biblia nos dice en Romanos 10:9-10: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, y con la boca se confiesa para ser salvo.”